lunes, 20 de abril de 2020

Valores éticos

1 de junio: Tomás de Aquino, Suma Teológica.

       La ley natural, en cuanto a los primeros principios comunes, es la misma para todos los hombres, tanto por la rectitud de su inteligencia como por el conocimiento de ésta. Pero en cuanto a ciertos preceptos particulares, que son a modo de conclusiones derivadas de los principios comunes, es la misma para todos en la generalidad de los casos; pero puede fallar en algunos: sea a causa de algunos impedimentos particulares, sea en cuanto a su conocimiento, y esto porque algunos tienen la razón pervertida por las pasiones y por las malas costumbres, o por la mala disposición natural; por ejemplo, entre los germanos, en otros tiempos, no se juzgaba ilícito el robo, según cuenta Julio César, siendo evidentemente contrario a la ley natural.


25 de mayo: Epicuro, Carta a Meneceo.
       «Todo placer, por tener naturaleza innata, es bueno; pero, sin duda, no todos son dignos de ser escogidos. De la misma forma, todo dolor es un mal, pero no todos deben evitarse siempre. Conviene juzgar estas cosas con una justa medida de lo útil y de lo inútil. Pues usamos algunas veces del bien como de un mal y, al revés, del mal como un bien.
       También consideramos un gran bien la autosuficiencia, no para que en toda ocasión usemos de pocas cosas, sino a fin de que, si no tenemos mucho, nos contentemos con poco, sinceramente convencidos de que disfrutan más agradablemente de la abundancia quienes menos necesidad tienen de ella, y de que todo lo natural es muy fácil de conseguir, y lo vano muy difícil de alcanzar. Los alimentos frugales proporcionan el mismo placer que una comida abundante, cuando alejan todo el dolor de la indigencia.
       Pan y agua proporcionan el más elevado placer cuando los lleva a la boca quien tiene necesidad. El acostumbrarse a las comidas sencillas y frugales es saludable, hace al hombre resuelto en las ocupaciones necesarias de la vida, nos dispone mejor cuando ocasionalmente acudimos a una comida lujosa, y nos hace intrépidos ante el azar.»



18 de mayo: Aristóteles, Ética a Nicómaco.

       «…dado que todo conocimiento y toda elección tienden a algún bien, digamos cuál es el supremo entre todos los bienes que pueden realizarse. La inmensa mayoría está de acuerdo en lo que respecta al nombre, pues tanto la muchedumbre como los refinados dicen que es la felicidad, y opinan que vivir bien y actuar bien es lo mismo que ser feliz. Ahora bien, acerca de lo que sea la felicidad no están de acuerdo, y no lo explican de la misma forma la muchedumbre y los sabios. Unos creen que es alguna de las cosas visibles y manifiestas, como el placer, la riqueza o los honores; otros, otra cosa; es más, con frecuencia una misma persona mantiene opiniones diferentes: la salud, si está enfermo; la riqueza, si es pobre.»


11 de mayo: Platón, La República.

       «Todos esos individuos que trabajan a sueldo, a los que la gente llama sofistas (…), no enseñan otra cosa que las opiniones que la gente propala en las asambleas, y denominan a esas opiniones sabiduría. Como si alguien hubiera llegado a conocer los instintos y apetitos de una bestia enorme y poderosa, por dónde acercarse a ella y por dónde agarrarla, y en qué ocasiones y por qué motivos se excita o amansa, y qué sonidos acostumbra a proferir en cada caso, y ante qué sonidos proferidos por otros se tranquiliza y se enfurece. Y tras aprender todo esto a base de tiempo y de contacto con la bestia, ese individuo lo denominara sabiduría, y adaptándolo como un saber sistemático, lo utilizara para su enseñanza. Y sin saber qué hay de hermoso o vergonzoso, bueno o malo, justo o injusto en tales opiniones y apetitos, usara todos esos nombres de acuerdo con las opiniones de esa bestia enorme, llamando bueno a lo que a ella le da placer, y malo a lo que le causa dolor. Todo ello careciendo de fundamentos racionales y limitándose a denominar bueno lo que es impulso irresistible, sin haber captado cuál es la diferencia entre éste y el bien, y sin ser capaz de mostrar tal diferencia a los demás. Un individuo así, por Zeus, ¿no te parece que resultaría un extraño educador?»


4 de mayo: La ética de Immanuel Kant (II).

Continuamos con Kant esta semana. Este filósofo no nos indica una lista de normas morales concretas, sino que se limita a indicarnos el modo o forma de tomar decisiones morales, que es lo único importante. Por eso sus imperativos categóricos son universales y absolutos. Los percibiremos en el siguiente fragmento de su obra Fundamento de la metafísica de las costumbres:

       «Todas las cosas naturales obedecen a leyes. Solamente el ser racional tiene la facultad de actuar según la representación de las leyes, es decir, siguiendo principios; esto es, posee voluntad. Ya que para derivar las acciones de las leyes se requiere raciocinio, la voluntad resulta no ser otra cosa que la razón práctica.
       Todos los imperativos se expresan mediante un deber (deber de…), y con ello muestran la relación de una ley objetiva de la razón con una voluntad que por su condición no es determinada necesariamente por esa ley (un constreñimiento). El imperativo dice que será bueno hacer o dejar de hacer algo, por el hecho de que se le muestre que es bueno hacerlo.
       El imperativo categórico es, pues, sólo uno, y es:
       Obra sólo según aquella máxima de la que al mismo tiempo puedas querer que se convierta en norma universal.
       Obra de tal manera que trates siempre a la Humanidad, sea en tu persona o en la de otro, como un fin, y que no te sirvas jamás de ella como de un medio.»

Actividad: Reflexiona sobre éste breve texto, y realiza un informe en el que intentes explicar lo que Kant quiere decir, o lo que a ti te parece que quiere decir. Y para eso debes extenderte, poner ejemplos, plantear las dudas que te surjan...


27 de abril: La ética de Immanuel Kant (I).

Kant supone una auténtica revolución en la ética. Parte del reconocimiento de la existencia de una conciencia moral como parte de la personalidad humana: la razón práctica de cada hombre le permite regir su propia conducta, distinguir lo bueno de lo malo, etc. Ahora bien, rechaza todas las éticas anteriores porque:
  • Son heterónomas. La auténtica moral es autónoma: sólo obra moralmente el que actúa por respeto a la ley sin otras razones que el mismo cumplimiento de la ley.
  • Son materiales. La auténtica moral es formal: lo importante es la intención con que se obra, la buena voluntad.
  • Son a posteriori: la experiencia nos dice qué es malo o bueno. La auténtica moral es a priori, no tiene en cuenta los hechos concretos.
  • Proponen imperativos hipotéticos: mandan cumplir un deber para alcanzar un fin determinado. La auténtica moral está guiada por el imperativo categórico: el mandato de la voluntad no está sujeto a ninguna condición.
En conclusión, una acción sólo es moralmente buena cuando cumplimos un deber por el puro respeto al deber. Obrar por deber es obrar por principios racionales, universales (válidos para todos los seres humanos) y absolutos (no varían con las circunstancias). Así, ante un determinado deber (por ejemplo socorrer a una persona herida), caben tres tipos de actuación:
  • Hacer caso omiso del deber. Evidentemente, todo el mundo lo considera inmoral.
  • Cumplir el deber porque nos conviene, o nos resulta agradables, o nuestras creencias religiosas lo exigen, es prueba de motivaciones egoístas. Actuamos por interés, y no por el deber en sí mismo.
  • Cumplir el deber por el puro respeto al deber. Es la única acción auténticamente moral.

Actividad: Lee el texto anterior sobre la ética de Immanuel Kant, y reflexiona sobre él.
Realiza un informe de una página de extensión, con dos partes:
  • Vida y obra de Kant.
  • ¿Cómo valoras la ética que propone Kant? Indica aspectos en los que estás de acuerdo, y otros en los que no lo estás. Razónalo.


20 de abril: ¿Sentimientos o razón?


David Hume, en su Investigación sobre los principios de la moral, escribe:

Aunque la razón (…) sea bastante para instruirnos sobre las tendencias útiles o perniciosas de las cualidades y acciones, no es, por sí sola, suficiente para poder producir ninguna censura o aprobación moral. La utilidad es sólo una tendencia hacia cierto fin; y, si el fin nos fuera totalmente indiferente, sentiríamos la misma indiferencia por los medios. Hace falta que se despliegue un sentimiento, para dar preferencia a las tendencias útiles sobre las perniciosas. Este sentimiento no puede ser sino un sentimiento por la felicidad del género humano, y un resentimiento por su miseria, puesto que éstos son los diferentes fines que la virtud y el vicio tienden a promover. Por tanto la razón nos instruye sobre las varias tendencias de las acciones, y la humanidad distingue a favor de las que son útiles y beneficiosas.

Realiza el siguiente informe:

  • Información sobre Hume.
  • Resumen del texto: ¿qué te parece que quiere decir el autor?
  • Comentario y valoración: ¿en qué estás de acuerdo y en qué en desacuerdo? ¿Por qué?

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