Llamamos
reconquista a la larga etapa en la que se enfrentaron en España poblaciones cristianas e islámicas. Se inició en el
siglo VIII, con la
conquista musulmana, y terminó en el
siglo XV, con la
conquista cristiana de Granada. Durante ocho siglos se alternaron períodos de dominio musulmán o cristiano; de paz y de guerra; de preponderancia cultural de unos o de otros; de más o menos tolerancia. Pero siempre estuvo presente la
frontera, que separaba (y al mismo tiempo comunicaba) dos civilizaciones distintas.
La
península Ibérica (la vieja
Hispania) estaba habitada por descendientes de íberos y celtas, romanos, suevos, visigodos, norteafricanos, árabes y sirios... En este tiempo estaba dividida en un número variable de estados independientes. Pero a pesar de su origen y de su residencia en unos u otros territorios, sus habitantes se consideraban ante todo musulmanes o cristianos.
- Los musulmanes llamaban a su tierra Al-Ándalus, y utilizaban la lengua árabe, aunque durante mucho tiempo se conservó la lengua derivada del latín (mozárabe).
- Los cristianos la llamaban España (la vieja denominación de la Edad Antigua), y usaban el latín como lengua de cultura, y las distintas lenguas (gallego, astur-leonés, castellano, aragonés y catalán) que derivan de él, además del vasco..
Desde fecha temprana estuvo presente entre los cristianos la idea de la
pérdida de España, que pronto dio lugar al proyecto de restaurar el viejo reino visigodo de Toledo, aunque el resultado fue muy diferente... No hay que pensar, sin embargo, en una guerra continua de ocho siglos: fue muy frecuente la coexistencia más o menos pacífica entre musulmanes y cristianos, así como las guerras de musulmanes contra musulmanes y de cristianos contra cristianos. En realidad, la mayor parte de las
conquistas cristianas se realizaron en dos momentos determinados: entre los siglos XI y XII el primero, y en el siglo XIII el segundo.
PLAN DE TRABAJO
Plana 32. Reproduce cuidadosamente la
tabla con las etapas de la Reconquista que hemos trabajado en clase.
Plana 33. Lee estas
dos versiones (una musulmana y otra cristiana) de la
Batalla de Covadonga, reflexiona, y elabora un
comentario en el que resumas ambas y las compares señalando semejanzas y diferencias. ¿A qué conclusiones llegas?
Plana 34. Realiza estas actividades:
- Completa el mapa de la Península Ibérica en tiempos de Sancho el Mayor.
- Elabora un tabla cronológica de los reyes (y condes) de la Reconquista. Los datos los tienes en las Genealogías de los reinos hispánicos del Atlas histórico. Cinco columnas: Asturias-León; Castilla; Pamplona-Navarra; Aragón; Portugal; y ocho filas: siglos VIII, IX, X, XI, XII, XIII, XIV, XV.
Plana 35. Realiza estas actividades:
- Completa el mapa de la primera gran expansión de los reinos cristianos.
- La Crónica de San Juan de la Peña es una antigua historia de la Corona de Aragón, escrita en aragonés y en catalán en el siglo XIV, aunque incluye fragmentos más antiguos. Idea un título y resume con tus palabras el pasaje siguiente, en el que se explica el origen de la dinastía real aragonesa (he modernizado el lenguaje):
Después de la muerte del rey García, le sucedió en su reino su hijo Sancho [III rey de Pamplona], el cual tomó por mujer a la hija del conde Sancho de Castilla, llamada Mayor (algunos la llaman Elvira) (...) Este rey Sancho señoreó Navarra, y Aragón, y el ducado de Cantabria, y todas las tierras que su abuelo Sancho Abarca señoreó y conquistó, y por su mujer señoreó Castilla, y León hasta Portugal, porque por sucesión fraternal le correspondía. Y por su honradez y virtud, Gascuña se sometió a su principado; y subyugó aquí al conde de Sobrarbe, el cual se hizo su vasallo, y lo reconocieron por señor. Y por la inmensidad de tierra que poseía y gobernaba, se hizo nombrar Emperador.
Tuvo de la reina su mujer tres hijos: el mayor se llamaba García, el segundo Fernando, el tercero Gonzalo. Y tuvo aún otro hijo, de una mujer noble de Aybar, que se llamó Ramiro. Y como en aquel tiempo, por miedo de los árabes, todo hombre tenía sus caballos en las cámaras o palacios donde estaban sus mujeres, para así emplearlos con mayor prontitud cuando tuviesen necesidad, el Emperador encomendó a su mujer que le guardara y cuidara en el castillo de Nájera, un caballo suyo, el cual sobrepasaba en bondad, belleza y otras virtudes equinas a cualquier otro caballo. Le amaba mucho, y se fiaba de él para conservar la vida.
Pues de este caballo se encaprichó su hijo García, y un día rogó a la reina su madre que le hiciese gracia del caballo, la cual se lo otorgó francamente y gozosa. Pero un caballero que servía a la reina, viendo que el permiso otorgado, si se producía algún percance, desagradaría al Emperador su marido, por las razones ya dichas, aconsejó a la reina que por nada del mundo prestase ni diese el caballo a nadie, si quería evitar la ira que su marido tendría con ello.
Y así la reina, conociendo que el consejo del caballero era saludable y provechoso, revocó el permiso que había concedido a su hijo García. De esto quedó muy descontento, y movido por una gran irritación, aconsejó a sus hermanos Fernando y Gonzalo que ante el rey, su padre, acusasen a la reina, su madre, de que ella tenía algunos asuntos con el mencionado caballero. Y parecía verdad a causa de la gran familiaridad que había entre ambos. Los dos hermanos no quisieron ser principales acusadores pero aceptaron ayudarle en aquella difamación. Y en seguida, y movido por la ira, García dijo a su padre que la reina tenía malos enredos con el dicho caballero, y que esto lo sabían sus hermanos. Y el rey, inclinado más a creer que a comprobar, mandó que su mujer fuera encarcelada y bien guardada en el castillo de Nájera. Y después hizo reunir sobre esta cuestión una corte general, y finalmente dictaminó que ella se habría de excusar por medio de un combate, y si no sería condenada al fuego.
Pero Ramiro, hijastro suyo, que era un noble y honrado varón y muy experto con las armas, viendo la inocencia de su madrastra y la voluntaria difamación que le habían levantado, se ofreció a entrar en el campo contra cualquiera en defensa de la reina, y con esto hizo todas seguridades que en casos semejantes se acostumbran. Y acercándose el día de la batalla, un monje muy santo vino al Emperador y le dijo: «Señor, si la reina es acusada torcidamente, ¿queréis librarla?, ¿perdonaríais a aquellos que la acusaron?» Respondió el Emperador, y dijo: «Me place, con tal que la justicia sea observada.» Y luego los hijos difamadores se confesaron y dijeron al santo varón que falsa e inicuamente habían acusado a su madre, y que le suplicaban les perdonase. E inmediatamente el santo varón lo refirió al Emperador, de lo que quedó muy pagado, y liberó rápidamente a su mujer. Y le suplicó el Emperador que perdonase a sus hijos la falta que habían cometido contra ella. Y ella respondió que le placía mucho, con la condición de que su hijo mayor no reinase en Castilla, ya que le venía por su sucesión, según se ha dicho más arriba.
Y así se hizo; García tuvo por herencia el reino de Navarra y Vadoluengo y Nájera hasta Mendeta y Ruesta con todas sus villas, y Pitiella; y dio a Fernando toda Castilla, y a Gonzalo todo Sobrarbe; y Aragón, desde Torcedo hasta Matidero y Loarre, y San Emeterio, con todas sus villas y pertinencias, una vez prohijado, lo heredó su hijastro Ramiro, ya que eran de la reina, a causa de su casamiento, concedido en arras; y todo esto hizo confirmar al Emperador su marido.
Plana 36. Realiza estas actividades:
- Completa el mapa de la Península Ibérica tras el intermedio reorganizador del siglo XII.
- Nuestra ya conocida Crónica de San Juan de la Peña narra así la leyenda de la Campana de Huesca, posiblemente inspirándose en un viejo cantar de gesta, como nuestros también conocidos Los Cuatro hijos de Aymon y el Poema de Mío Cid. Realiza un resumen detallado, y coméntala.
Y este don Ramiro (II, el Monje) fue muy buen rey y muy generoso con los hidalgos, de manera que dio muchos de los lugares del reino a nobles y caballeros, y a pesar de ello éstos no le apreciaban nada. Y hacían guerras entre ellos mismos en el reino y mataban y robaban a las gentes del reino. Y como no querían cesar con esto, el rey estaba en gran perplejidad, pensando cómo daría remedio a tanta perdición de su reino, y no se atrevía a tratarlo con nadie.
Y por dar remedio a su reino envió un mensajero a su monasterio de San Ponce de Tomeras, con letras dirigidas al que había sido su maestro, llamado Forzado, porque es costumbre y regla de los monjes negros que a todo novicio que entra en la Orden le dan un monje de los ancianos por maestro. Y según la persona de este don Ramiro le dieron un maestro muy bueno y gran sabio. En su carta explicaba el estado de su reino, y la mala vida que pasaba con los poderosos, rogándole que le aconsejase qué debería hacer. El maestro, que había recibido las letras con gran placer, pensó que sería peligroso si le aconsejaba que hiciese justicia, llamó al mensajero al huerto en el que había muchas coles y sacó una podadera que tenía, y teniendo la letra en la mano y leyéndola, cortó todas las coles mayores que había en el huerto, y quedaron sólo las chicas; y le dijo al mensajero: «Vete a mi señor el rey y dile lo que has visto, que no te doy otra respuesta.»
El cual mensajero, descontento con la respuesta que no le habían dado, se volvió al rey y le contó que ninguna respuesta le habían querido dar. El rey quedó descontento, pero cuando el mensajero le contó lo que había visto, pensó para sí mismo que el huerto podía ser su reino, y las coles eran las gentes de su reino. Y dijo: «Para hacer buenas coles, es necesaria la carne».
E inmediatamente envió cartas por el reino a los nobles, caballeros, y lugares que fuesen a Cortes a Huesca. Hizo correr la noticia de que quería hacer en Huesca una campana que se oyese en todo su reino, que maestros había en Francia que la fabricarían. Y cuando esto oyeron los nobles y caballeros dijeron, como que lo apreciaban poco: «Vayamos a ver qué locura quiere hacer nuestro rey.»
Y cuando fueron en Huesca hizo el rey preparar ciertos y secretos hombres armados en su cámara, para que hiciesen lo que él les mandaría. Y cuando venían los ricos-hombres les mandaba llamar uno a uno a su consejo, y así como entraban en su cámara, así los mandaba decapitar. Pero llamaba a aquellos que eran culpables, de modo que doce ricos-hombres y otros caballeros decapitó con prontitud, y habría decapitado a todos los otros caballeros así mismo, si no fue porque se enteraron los que estaban afuera y huyeron.
Entre los muertos estaban cinco del linaje de Luna: Lope Ferrench, Rui Jiménez, Pedro Martínez, Ferrando y Gómez de Luna; Ferriz de Lizana, Pedro Vergua, Gil Datrosillo, Pedro Cornel, García de Bidaure, García de Peña, y Ramón de Fozes; Pedro de Luesia, Miguel Azlor y Sancho Fontoba, caballeros. Y una vez muertos, no pudiendo tomar a los que habían huido, sosegó su reino en paz.
Plana 37. Realiza estas actividades:
- Completa el mapa de la segunda gran expansión.
- En los siglos XII y XIII se extiende la costumbre de los escudos de armas. Son emblemas personales de reyes y nobles, que poco a poco se generalizan en los reinos, localidades e instituciones principales. Representa los escudos de armas o blasones de los cinco reinos a fines de la Edad Media: Reino de Portugal, Corona de Castilla y León, Reino de Navarra, Corona de Aragón, y Reino (musulmán) de Granada. Añade el escudo propio del Reino de Aragón, distinto del de la Corona. De cada uno, indica muy brevemente el significado de sus elementos.
Plana 39. Completa el
mapa de la expansión mediterránea de la Corona de Aragón.
Planas 38 a 41. Manifestaciones artísticas durante la Reconquista.
- En la primera media página, realiza la tabla resumen que preparamos en clase.
- En el resto, ilustra todas las obras de arte mencionadas en el texto clasificadas según los estilos prerrománico, románico, gótico y mudéjar. Puedes realizarlas mediante dibujos cuidadosos, o imprimiéndolas. Debes acompañar cada una del correspondiente pie, con el nombre, su localización y su fecha.