Durísimo alegato contra el imperialismo. El narrador (como había hecho el mismo autor) obtiene el empleo de capitán en uno de los barcos que recorre el río Congo, en la enorme colonia belga del mismo nombre. Entre las desmesuradas avaricias, inhumanidades, torpezas y estupideces de los colonos europeos, confía en encontrar a Kurtz, el personaje que parece puede proporcionar alguna justificación, algún sentido a tanto despropósito. Y finalmente, dará con él...
Para disfrutar (o padecer, y al mismo tiempo enriquecernos en cierto tipo de conocimiento), es preciso que nos identifiquemos con el autor-narrador-testigo, y nos dejemos llevar por él hasta ese corazón de las tinieblas, que no es tanto un lugar sino una condición de la naturaleza humana.
Francis Ford Coppola se inspirará en esta breve novela para una también durísima película sobre la guerra de Vietnam: Apocalypse Now (1979). Cambia la época, el escenario, los personajes, incluso los propósitos de su director, ahora principalmente antibelicistas, pero conserva la rotundidad de la denuncia de la obra original, que posiblemente también podamos aplicar a fenómenos mucho más actuales.